KANDINSKY &
ALARCÓN
En general el color es un medio
para ejercer una influencia directa sobre el alma. El color es la tecla. El ojo
el marcillo. El alma el piano con muchas cuerdas. El artista es la mano, que
por esta o aquella tecla, hace vibrar adecuadamente al alma humana.
La armonía de los colores debe basarse únicamente en el principio del
contacto adecuado con el alma humana. Llamaremos a ésta principio de la
necesidad interior.
Wassily Kandinsky.
Al igual que Kandinsky
experimento en el terreno de los sentimientos, yo estaba encerrada en un
magenta oscilante, en una no forma de estuario, que parecía que caían en
símbolos y formas con gamas cromáticas
pulverizadas en un ritmo discontinuo, en donde los colores se sucedían
atonalmente y me quedaba paralizada y sin salida cuando el color negro
aparecía.
Leyendo las cartas y el prólogo
de su primera edición de la publicación Suiza “De lo Espiritual del Arte”, en
donde Kandinsky realizaba una llamada agónica, para que alguien siguiese con su
investigación y no se perdiese en el vacío todo lo que experimento y teorizo
durante tantos años. Sentí que podía realizar un seminario interno, desde mi interior. Sobre el color, basado en las teorías
de Kandinsky. Para que mi investigación fuese más legítima decidí trabajar
desde su teoría sin ver durante un largo periodo de tiempo ninguna de sus obras,
con el fin de no sentirme influenciada.
Así comenzó encuentro con
Kandinsky, a medida que realizaba mis ensayos, experiencias me surgían dudas ,
preguntas , pero el maestro me contesto me tuteló.
La evolución surgió y conseguí
salir del magenta.
Espero que esta colección este
tan cerca del alma 100 años después, como Kandinsky soñaba.
Olga Alarcón