viernes, 24 de enero de 2014

KANDINSKY  &  ALARCÓN

En general el color es un medio para ejercer una influencia directa sobre el alma. El color es la tecla. El ojo el marcillo. El alma el piano con muchas cuerdas. El artista es la mano, que por esta o aquella tecla, hace vibrar adecuadamente al alma humana.


La armonía de los colores debe basarse únicamente en el principio del contacto adecuado con el alma humana. Llamaremos a ésta principio de la necesidad interior.
Wassily Kandinsky.


Al igual que Kandinsky experimento en el terreno de los sentimientos, yo estaba encerrada en un magenta oscilante, en una no forma de estuario, que parecía que caían en símbolos y formas con gamas cromáticas  pulverizadas en un ritmo discontinuo, en donde los colores se sucedían atonalmente y me quedaba paralizada y sin salida cuando el color negro aparecía.
Leyendo las cartas y el prólogo de su primera edición de la publicación Suiza “De lo Espiritual del Arte”, en donde Kandinsky realizaba una llamada agónica, para que alguien siguiese con su investigación y no se perdiese en el vacío todo lo que experimento y teorizo durante tantos años. Sentí que podía realizar un seminario interno, desde mi  interior. Sobre el color, basado en las teorías de Kandinsky. Para que mi investigación fuese más legítima decidí trabajar desde su teoría sin ver durante un largo periodo de tiempo ninguna de sus obras, con el fin de no sentirme influenciada.
Así comenzó encuentro con Kandinsky, a medida que realizaba mis ensayos, experiencias me surgían dudas , preguntas , pero el maestro me contesto me tuteló.
La evolución surgió y conseguí salir del magenta.
Espero que esta colección este tan cerca del alma 100 años después, como Kandinsky soñaba.
Olga Alarcón

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