Entre tanto la tierra sigue girando, la luna no volverá a ser
pisada y el diario no hablaba ni de tí ni de mí. Tú ausencia y el miedo es lo
único que me mantiene afanosa.
Sólo el viento lejano se escucha a intervalos con sonido
metálico…, frío… Golpes arrítmicos de agua aporrean con fuerza mi último
refugio de retorcidos hierros oxidados. Desde hace veinte días no ha llegado
ninguna de las palomas mensajeras con
las que te envié semillas, no tendrás noticias mías, no sabrás de mi
existencia. ¿Y tú?, ¿estás? Lo peor de todo sería ser una de las últimas supervivientes.
¿Qué soy ahora? Un cuerpo con una identidad diferente a la nueva
establecida, sin roles ni modelos sociales de los que ellos instauran, soy un
modelo pasado, descatalogado. ¿Si nadie
reconoce mi cuerpo acoplado a las nuevas versiones establecidas corro peligro?
Ya en guerras pasadas los prototipos masculinos de superhéroes mostraban un ejemplarizante
formato corporal, arrasando con los deformes, tullidos o mujeres. Se crearon
como estándares que representaran a la sociedad a la que pertenecían, como el
David de Miguel Ángel. Hombres y mujeres perfectos, de fuertes y marcados
músculos y mandíbulas duras, mujeres muy delgadas y dotadas de grandes
atributos femeninos. ¡Dime Yen!, ¿qué podré hacer yo ahora?
Están transformando el canon corporal en directa conexión con la
estética social, al formato que les interesa para pertenecer a esa nueva
sociedad, los están alienando.
No sé…, luchan por parecer muy sanos y jóvenes, combaten contra
lo vectorial entre el espacio y el tiempo. ¿Cuánto tiempo podré aguantar sin
pasar por cirugía? No sé cuanto más podré pasar desapercibida, sin tener que
implantarme todo tipo de complementos para pertenecer al lugar y no representar
lo que tanto odian, lo efímero de la realidad humana. ¡Yen!, ¿tú qué piensas?, ¿me
encarcelarán si me descubren, como les pasó a Kenny o a Inés?
¡No quiero acabar como ellos!
Tengo escondidos a tres ancianos. Sus hijos los
abandonaron, no querían que los identificaran con ellos, tenían miedo a
ser descubiertos, preferían abandonar a sus padres viejos, que delatarlos y
perjudicarles más. Preferían dejarlos a su suerte antes de que se los llevaran
al pabellón de “no retorno”.
Las últimas noticas de uno de los infiltrados en el “Pabellón Norte
28”, en su última proclamación que realizó a través de un bote de estofado, informó
que
a los diferentes y, sobre todo, a los viejos, ya no les dan la pastilla
de viaje al “no lugar”, esas que siempre les daban para dejar espacio a un
nuevo nacido. Parece que desde hace meses la falta de mano de obra les obliga a
mantenerles vivos. A los más activos les implantan brazos biónicos para que
monten piezas con precisión, realicen distintos
trabajos de engranajes y monten cuerpos de maquinas para el hogar, de
esas que realizan todas las tareas domesticas.
Nunca pensé que el cuerpo podía ser a semejanza de una sociedad.
Tampoco pensé que se pudiera desprender tanta información de un individuo “humano”
solo por su apariencia física.
En fin…, Yen, entre tanto sigo recopilando el pasado, guardando
todos los datos que puedan ayudar al nuevo tiempo. ¡No te preocupes Yen!, sigo
usando la técnica de envasado al vacío. Confío que toda la información sirva en
el futuro.
Pumpkin Seeds